Comer con alegría y plena conciencia
Una comida nos resulta indigesta, nos cae mal, la sentimos pesada, no por la comida en sí, si no que la indigestión está relacionada con cómo comemos, dónde comemos, con quién comemos, qué hablamos, que tipo de conversaciones tenemos. Es increíble pero todo esto influye en nuestro organismo.
Ahora comemos ansiosos, incómodos, en algún lugar que no nos agrada, o si la compañía no es la que queremos o tenemos esas charlas que nos abruman, en cualquiera de estos casos, es de esperar que la comida nos caiga pésimo, por más que sea una comida sabrosa, sana y sepamos que es deliciosa.
Hay que ponerle más dedicación al momento de comer…cómo lo logramos?
Buscar un lugar ideal, no tienes porque comer donde siempre, cambia de lugar, pon la mesa bonita, una flor, o música ambiental, junto a una ventana, o en una linda bandeja preparada con esmero, o la servilleta que más nos gusta… Saben porqué? Porque tenemos que aprender a querernos, mimarnos y cuidarnos.
La recomendación es saber combinar una comida sana y sabrosa, con una actitud positiva y en grata compañía o sola, no comer como autómatas, no comer con la televisión viendo las noticias, hay que comer en un ambiente agradable, sola o en compañía, pero saboreando cada bocado, degustarlo lentamente, descubriendo cada sabor.
Dejemos de lado todo aquello que nos perturba. Dejemos de lado el celular y sus redes y solo dediquemos nuestros sentidos al acto de comer, de alimentar nuestro cuerpo.
Muy bueno! Hay que masticar mucho y comer en familia es lo mejor evaluando el día y contándonos cuentos